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viernes, 28 de noviembre de 2014

I.2 De los procariotas a los eucariotas

La teoría celular, establece que todos los seres vivos están constituidos por células y que toda célula proviene de una preexistente. En efecto, desde los minúsculos microorganismos hasta las inmensas ballenas azules están formadas por células.
Hace unos 3700 millones de años surgieron sobre la faz de la Tierra los primeros seres vi­vos. Eran microorganismos pequeños, unicelulares, no muy diferentes de las bacterias actuales. A las células de este tipo se las denominan procariotas, porque carecen de nu­cleo (karyon en griego), un com­partimento especializado donde se aloja el sistema genético.
Los procariotas alcanzaron pleno éxito en su desarrollo y multiplicación. Gracias a su notable capacidad de evolución y adaptación, dieron origen a una amplia diversidad de especies .
La biosfera estaría llena de pro­cariotas si no se hubiera dado un avance extraordinario del que surgió una célula perteneciente a un tipo muy distinto: eucariota, que posee un núcleo genuino. (el prefijo eu, de origen griego, significa "bue­no") .
Las consecuencias de este acontecimiento marcaron el inicio de una nueva época. En nuestros días todos los organismos pluricelulares están constituidos por células eucariotas, que tienen una complejidad mucho mayor que las procariotas. Si no hu­bieran aparecido las células eucario­tas, no existiría ahora la extraordina­ria variedad, tan rica en gamas, de la vida animal y vegetal en nuestro planeta.

Las células eucariotas surgieron de antepasados procariotas. Pero, de que manera? Es un asunto difícil de analizar. No han sobrevivido representantes de las etapas intermedias, ni nos han dejado fósiles que proporcionen alguna pista directa. Solo podemos estudiar la celula eucariota actual, que es diferente de cualquier célula procariota. Sin embargo, el problema ha dejado de  ser insoluble. Con las herramientas  de la moderna biología, los investigadores han descubierto parentescos  reveladores entre bastantes rasgos  eucariotas y procariotas, que arrojan  luz sobre el proceso a través del cual  los eucariotas pudieron originarse a  partir de células procariotas.

 Para poder apreciar esa asombrosa  trayectoria de la evolución necesitamos conocer, siquiera en sus grandes líneas, las diferencias fundamentales  entre ambos tipos de células.

 Las eucariotas tienen un tamaño mucho a mayor que las células procariotas en términos de volumen unas 10.000 veces; asimismo, el deposito de su in­ formación genética a esta mucho mas organizado en las primeras células procariotas y las eucariotas.





En las células procariotas todo el archivo genético se halla constituido por un solo cromosoma, formado por una ristra de ADN circular que esta en contacto directo con el resto de la célula. En las células eucariotas la mayor parte del ADN se almacena, de un modo mucho más estructurado, en los cromosomas. Estos se agru­pan a su vez dentro de un recinto central bien definido, denominado núcleo. La región que rodea el núcleo, se llama
citoplasma y esta segmentada por una serie de membranas que dan lugar a una elaborada red de compartimen­tos que cumplen funciones muy dispares. Los elementos esqueléticos del interior citoplasmático aportan a las células eucariotas el sostén estructu­ral interno. Con la ayuda de dimi­nutos motores moleculares, tales ele­mentos capacitan a las células para que los compartimentos intercambien entre si su contenido y los propul­sen en sus movimientos de un sitio a otro.


Referencias



Erase Una Vez La Vida 01 EL GRAN PLANETA CELULAR nuevo




LA CÉLULA : DOCUMENTAL COMPLETO






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